350.- Campo Charro

350.- Campo Charro 

Como borrones verdes

hay en el campo;

son las verdes encinas

del Campo Charro.

Entre encina y encina

pasta el ganado,

toros negros de lidia

del Campo Charro.

Las dehesas se extienden

como un tapete

con sus sombras de toros

y encinas verdes.

Como notas graciosas,

garcillas blancas

picotean sin miedo

entre las astas.

Hay toros de colores

de cartón piedra

señalando el camino

a las dehesas.

Sobre esta postal

un cielo abierto

que te invita a vivir,

postal de ensueño.

Campo, Campo, Campo,

de toros y encinas

en el Campo Charro.

.../...

349.- Compartiendo tu sed

349.- Compartiendo tu sed 

Al igual que la paloma, 

también nos equivocamos.

Equivoqué mi camino

para llegar a tus pasos.

Me equivoqué de avenida

hasta pasar por tu calle;

me posé en tu tejado

para agarrarme a tu talle.

Y, a tu lado, volé

con mis alas de paloma,

y ,para no errar mi vuelo,

me aferré a tu persona.

Y en ésas estoy; contigo

y con cuánto te rodea,

compartiendo tus vivencias

y sintiéndote más cerca.

"Lo bueno de las estrellas

es que las podemos ver"

Lo bueno de estar contigo

es que comparto tu sed.

348.- Pensando en repetirlo

348.- Pensando en repetirlo 

-"Tengo el pescado vendido

y he fondeado mi barca;

los aparejos de pesca

los he guardado en mi casa"

Ahora, lejos de la mar,

me acuerdo de aquellos días;

de la barca de mi padre

con su gran vela latina.

Los veranos en mi pueblo

me ayudan a valorar

el tiempo con mi familia

y los paseos por la mar.

Mi mirada escudriñante

quiere alcanzar la otra orilla

pensando que, desde allá,

hay alguien que también mira.

Con el viento de levante

y ojos semicerrados,

se tiene la sensación,

agradable, de ir flotando.

Ahora, me queda rumiar.

Pensar en lo que he tenido;

disfrutar de lo que fue

y, de nuevo, repetirlo.

.../... 

347.- Navegando entre olas

 347.- Navegando entre olas

He visto pasar el tiempo

desde el balcón de mi casa.

He visto llegar las olas,

blancas-negras, a mi playa.

Las blancas eran alegres,

llenas de felicidad;

las negras traían desgracias

y ruidos en su rodar.

Desde el balcón de mi casa

he visto el tiempo pasar

con todas clases de olas,

buenas-malas, de la mar.

Pasaron las más pequeñas,

salpicando por traviesas,

graciosas y juguetonas, 

infantilmente nerviosas.

Después llegaron las otras;

aquéllas que te flagelan

la espalda con golpes duros

hasta perder la conciencia.

Luego asomaron las buenas;

las que acarician y danzan

al son de tus movimientos

y tú le bailas a las aguas.

Desde el balcón de mi casa

veo las olas llegar,

blancas-negras, buenas-malas,

todas me hacen navegar.

.../...

346.- Como girasoles

 346.- Como girasoles

Un campo de girasoles,

como un derrotado ejército,

cabizbajos y harapientos,

parduzcos y casi negros;

que pierde su alineación

y, también, su compostura,

hoy sirve de granero

de palomas que embuchan.

Sus rígidas y verdes cañas

que les servían de sostén,

hoy, apenas, son fantasmas

que no se tienen de pie.

Al igual que los girasoles,

nosotros también perdemos

ese brillo juvenil

cuando llegamos a viejos.

Como ellos, nos encorvamos,

caminamos cabizbajos,

sin aquella rigidez

que tuvimos, hace ya años.

También nos volvemos grises

para ese mundo exterior

de imagen refrescante

juvenil y de color.

Así, como girasoles,

agostados y encorvados,

van  pasando nuestras vidas

con los recuerdos de antaño.

Sólo nos queda pensar

que un día amarilleamos

con el frescor de la mar.

Entonces sí que brillamos.

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345.- Como aves migratorias

345.- Como aves migratorias

Como aves migratorias

que vuelven donde han nacido,

así hacemos los hombres,

siempre volvemos al nido.

Tan a gusto estuvimos,

protegidos y abrigados,

que por mucho que volemos

el nido sigue aguardándonos.

Por más que nos alejemos,

seguimos pensando en él;

  el cariño, es la razón,

recibido al nacer.

Cuando se van nuestros padres

sentimos tan frío el nido,

que creo que lo cambiamos

adónde ellos se han ido.

y, entretanto, esperamos

volvernos a reencontrar,

como aves migratorias

que vuelven a su lugar.

.../...  

344.- Cajón de sorpresas

344.- Cajón de sorpresas

Nuestras vidas son  recuerdos 

de un tiempo que espera

que un día se hagan presentes

en su cajón de sorpresas.

Los recuerdos son nubes,

blancas o negras;

nubes de algodón-

dulce de ferias;

o nubes de tormentas,

grises y feas;

nubes evocadoras 

y pasajeras.

Nubes que nos transportan 

a otros lugares

con distintas edades

y egos por prendas.

Hay recuerdos que dan

escalofríos

y recuerdos que son

juegos de niños.

Los hay tiernos como

poemas de amor

y tristes que nos causan

mucho dolor.

Entrar en un recuerdo

es abrir la puerta

de una habitación vacía

sin saber qué te espera.

Nuestras vidas son recuerdos

de un tiempo que espera

que un día se hagan presentes

en su cajón de sorpresas.

.../...

 

343.- Para valor, coraje.

343,. Para valor, coraje 

Si para muestra, un botón;

para discursos, tomates;

para palabras, silencios;

para mirada, un instante.

Lo mucho dicen que engorda

y lo breve nos atrae;

la cantidad roba mérito

a unidades ejemplares.

Las corazonadas llevan

a pasos equivocados;

la razón, por el contrario,

no nos conduce al fracaso.

Los palos de la baraja

hacen noria entre tahúres;

el palo que pinta ahora,

por lo que vale, reluce.

Si para valor, coraje;

para vivir, resistencia

y para amar,...dejarse

llevar dónde el amor quiera.

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342.- Una tarde de hornazo

 342.- Una tarde de hornazo

Salamanca es una estrella

que brilla desde lo lejos;

lo bueno de esa estrella

es que pisamos su suelo.

-"Estrella, estrellita,

déjate ver

que los días contigo

son días de miel"

A Salamanca le gusta

escuchar las serenatas

entonadas por las tunas,

en las noches, en su plaza.

También le gusta mirarse

y reflejarse en el Tormes,

haciendo del río, testigo,

de la ciudad con sus torres.

Tiene un día, Salamanca,

en que se siente muy sola;

es en su Lunes de Aguas,

conocido por su historia.

Ese día, los salmantinos,

dejan sola a su ciudad;

todos se echan al campo,

en la tarde, a merendar.

La tradicional merienda

es el típico hornazo,

conocido por vecinos

para elogiar tal bocado.

La historia de ese Lunes

es famosa por su origen;

cosa que no contaré,

el Padre Putas lo dice.

Terminada la jornada

se regresa a Salamanca,

contentos y satisfechos

por contribuir a su fama.

Y la ciudad lo agradece,

a pesar de su orfandad;

sólo ha sido una tarde

que la engrandece aún más.

Salamanca es una estrella

que brilla desde lo lejos;

lo bueno de esa estrella

es que pisamos su suelo.

-"Estrella, estrellita,

déjate ver

que los días contigo

son días de miel"

.../...  

341.- Una jugada más

341.- Una jugada más 

He jugado a las cartas,

como cualquier vecino;

he bebido en los bares

malos y buenos vinos.

He cantado de noche

y he bailado de día;

he contado las olas

en mis horas perdidas.

Entendí que el amor

era una asignatura

que se aprende en la calle

con lecciones nocturnas.

Comprendí que los sueños

nos mantienen con vida,

encendiendo la mecha

que alumbraban mis días.

Me quedé con las cosas

simples y más sencillas,

como mirar a la mar

para amar a la vida.

Después de todo, es bueno

tropezar y caer

y levantarme luego,

para sentirme bien.

La vida es un juego

que hay que disfrutar,

porque, si pierdes, ganas

una jugada más.

.../...

340.- Buena gente

340.- Buena gente 

Era mi primo, Domingo,

tan buen primo como amigo;

buen poeta, sin saberlo,

y amigo de sus vecinos.

Le llamaban "el Botica"

por aquello del trabajo,

pero, en su tiempo de asueto, 

la guitarra era su faro.

Puso música a mis poemas,

cantó por los cuatro palos,

compuso para comparsas,

alegrando a sus paisanos.

Sus paseos por el pinar

dejan una sombra alargada,

que nos hacen recordarlo

con su tono de voz baja.

Era mi primo, Domingo,

tan cercano y familiar,

que aquél que lo trataba

ganaba un amigo más.

Fue mi primo, Domingo,

hombre bueno y prudente;

como por aquí decimos:

"-Era muy buena gente"

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339.- Desconsuelo

 339.- Desconsuelo

-"Animales de sombra

mueven mis dedos;

yo, también, soy sombra,

sólo que no sé quién

mueve sus dedos"

En su jaula de rabia,

desconsolada,

jugaba con sus dedos,

desamparada.

-"Todo lo que tenía

lo he perdido:

la persona que amaba,

mi amor reñido"

Tendida en la cama,

a media luz,

buscaba una salida 

a un cielo azul.

Sintiéndose sombra,

en la penumbra,

jugaba con sus manos

creando figuras.

-"Animales de sombra

mueven mis dedos;

mi persona, también, es sombra,

sólo que no sé quién

mueve sus dedos"

.../...

338.- Valencia

 338.- Valencia

De la Malvarrosa al puerto

hay un paseo de palmeras

y, entre ellas, una fuente

con un barquito de vela.

Era una vela latina,

de las que pinta Sorolla,

justo enfrente de la mar

de la luz y de las olas.

La barquilla de mi padre,

también de vela latina,

se perfilaba a lo lejos

recordándome otros días.

Hicimos una inmersión

en los cuadros de Sorolla;

era todo tan real

que nos sentimos ser sombras.

El revuelo de la luz

en el blanco del pintor

pareciera cegarnos,

protegiéndonos del sol.

El agua, en la inmersión,

nos llegó a los tobillos;

entramos en los naranjos

como entran los pajaritos.

Deambulamos por Valencia;

por sus calles y sus plazas

hasta sentirnos cansados

como turistas en marcha.

La visita a Valencia

tuvo la connotación

que los familiares dan:

sosiego y buen humor.

.../... 

337.- De la mano de la luna

337.- De la mano de la luna 

La niña de ojos azules

jugaba, sin darse cuenta,

que los flecos de la luna

galopaba sobre ruedas.

La luna de Federico

colgaba sobre un balcón;

las macetas de geranios

han perdido su color.

En la calle, desierta,

sólo se oían gemidos,

gritos de lamentaciones

por lo que había ocurrido.

Y, en la casa del balcón,

una marea de llantos,

de rabia incontenida

hacia un dios de barro.

¡Ay, mi niña, qué dolor,

sólo tenía diez años

para llevársela Dios!

La niña de ojos azules

anda jugando en el cielo,

de la mano de la luna

en ese mundo de ensueño.

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336.- Amor a lo creado

 336.- Amor a lo creado

El hombre tiene en sus manos

poder crear a su  antojo,

desde un simple dibujo

a un bello cuadro alegórico.

Partiendo de sus ideas

puede crear sus negocios,

su guarida para amar,

el mundo de sus tesoros.

Puede crear fantasías,

poemas de bellas rimas,

canciones para bailar

y hacer trabajos de artistas.

Puede crear un cuento,

hacer de la tierra un huerto,

una imagen con las nubes

o un oasis en el desierto.

De todas sus creaciones,

la mejor es su familia;

el tierno nido de amor

con hijos de sus semillas.

No hay nada más amado

que aquello que hemos creado,

ni nada más cuidado

que lo que hemos engendrado.

El hombre tiene en sus manos

un mundo de fantasías;

sólo tiene que crear,

crear es...hacer poesía.

.../,,,

  

335.- Elecciones

 

335.- Elecciones

Esta España de Machado,

que embiste pero no piensa,

tiene los días contados

para pasar a la gresca.

En julio será el reto

de las dos fuerzas opuestas;

una empujará al este,

la otra viene que aprieta.

Mientras, el pueblo se lame

las muertes de la pandemia,

las heridas de otras guerras

y cruces de otras miserias.

Habrá que apretar los dientes

y atender a la contienda,

y será...lo que será;

en las urnas, las respuestas.

Unos gritarán de euforia,

otros bajarán sus tonos;

tanto el este como el oeste

caminarán, siempre, solos.

Esta España de Machado,

que embiste pero no piensa,

debe unir corazones

para aliviar sus cabezas.

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334.- Con notas de Salamanca

334.- Con notas de Salamanca 

Farina puso su voz

para hacer volar al " Viti"

entre los cuernos del toro.

¡Rayo mortal por su brindis!

Y Farina alza su voz

para cantar con más fuerza

su Salamanca campera,

su Salamanca torera.

El público, en su ovación,

hace volar sus pañuelos,

aplaudiendo al matador

que espera por sus trofeos.

La tarde en la Glorieta

es una fiesta de historia;

dos grandes figuras a hombros 

grabados en la memoria.

Salamanca es un pañuelo

bordado de filigranas

con figuras de toreros

y notas de ...SALAMANCA

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333.- El atún

333.- El atún 

El atún es a Barbate

lo que el oro, al Dorado

y lo que el beso, al amor:

siempre,  lo más deseado.

En las costas gaditanas,

especialmente, en Barbate,

anualmente, se espera

a su más fiel visitante.

Ancestralmente, el atún

llega cada primavera;

ansiosos, los barbateños

hacen fiestas cuando llega.

Ni siquiera Trafalgar,

con su aireada batalla

da la importancia a Barbate

tanto como su almadraba.

Y es que esta forma de pesca,

de los antiguos fenicios,

sostenible y selectiva,

hace de la pesca, rito.

Y en su liturgia ancestral,

hacen cerco con sus barcas;

capturando cada atún

uno a uno y cara a cara.

Tras hacer la "levantá"

y ya de vuelta a puerto,

los almadraberos llegan

sonrientes y satisfechos.

El atún es a Barbate

lo que el oro, al Dorado

y lo que el beso, al amor:

siempre, lo más deseado.

.../...

332.- Mi pueblo, por bandera

332.- Mi pueblo, por bandera 

Que todos los pueblos tienen

alcalde y sota de bastos;

caballos, sin caballeros

y reyes, en su pasado.

Tienen, también, cuatro palos

como en la misma baraja,

orientados a los puntos

que les vienen en ganas.

Al norte están sus riquezas,

al este, sus pretensiones;

en el sur, sus laberintos

y al oeste, sus emociones.

Los palos de la baraja

juegan siempre a su favor,

cuando alguno le da de "lao"

buscan, cerca, a algún traidor.

Que todos los pueblos tienen

un lugar para jugar

que en las noches de lujuria

les servían de lugar.

Todos tienen alguacil,

que van de aquí para allá,

recabando información

como buen servidor leal.

Que todos los pueblos tienen

rincones y calles que hablan

que nos musitan al oído

cómo fuimos en otra etapa.

Lo bueno de nuestros pueblos

es el carácter que imponen;

los llevamos por bandera

orgullosos de sus nombres.

.../...

331._ Caminos humildes

 331.- Caminos humildes

Los hilitos de plata 

del caracol

van marcando caminos,

rayos de sol.

Los caminos que hago

no brillan tanto;

son caminos comunes

como otros tantos.

Quiénes van por alfombras

de pasarelas

creen que sus caminos

dejan estelas.

Aquéllos que caminan

arando tierras,

hacen surcos profundos,

pan de las piedras.

Habrá que distinguir

entre unos y otros;

los caminos humildes

siempre son cortos.

Los hilitos de plata

del caracol

son humildes caminos,

rayos de sol.

El camino que hago

es tan común,

que, a diario, repito

tal como tú.

.../...

330.- Algún día

330.- Algún día

Algún día tendré que irme

y el mar seguirá acunando

a los seres de la Tierra

bajo la luz de los astros.

En la noria de la vida

la Tierra sigue girando,

repitiéndose en los hombres

los mismos vicios de antaño.

Algún día tendré que irme

y el mundo seguirá igual,

entre sus tiras y aflojas,

entre la guerra y la paz.

Mi generación no pudo,

aunque lo quiso, cambiar

este mundo anquilosado

en su pasado ancestral.

Algún día tendré que irme,

como se fueron mis padres,

y los padres de mis padres,

con mi llanto por delante.

Entonces, cuando me vaya,

llorarán por mí mis hijos,

y los hijos de mis hijos

deben llorar por mis hijos.

Y, aunque ahora estoy vivo,

sé que llegará el momento,

hasta cerrar la cadena

de este milagroso tiempo.

.../...

329.- Poetas Andaluces.

329.- Poetas Andaluces 

Machado dejó las puertas

abiertas de par en par

para que entraran los grillos

a su verde limonar.

Y Lorca, entre sus naranjos,

naranjos siempre en flor,

aguarda a los torerillos

de alfileres y algodón.

Entre Sevilla y Granada

hay un gran campo de olivos;

las dos ciudades hermanas

comparten versos y mitos.

Los relatos de Platero

son como gotas miel;

Juan Ramón Jiménez puso

voz a su pueblo, Moguer.

Y la mar de un gaditano,

marinero siempre en tierra,

viendo al  barco navegar

y pescar olas y estrellas.

Y Andalucía se jacta

presumiendo de sus hijos.

Lo que Andalucía les dio

aparece en sus escritos.

Los hijos de Andalucía

tienen almas de poetas

para así poder cantarle

a nuestra muy amada tierra.

.../... 

328.- Vejer

328.- Vejer 

En la cresta de un monte

está Vejer;

cerquita del cielo

se puede ver.

Envuelto en un velo,

blanco de cal,

como una novia blanca

en el altar.

Toda la Corredera 

es un balcón

que baja al vacío

de flor en flor.

Este pueblo de cal

y de molinos,

sirve de mirador

a sus vecinos.

Por debajo del pueblo

vuelan los pájaros,

y, por debajo de ellos,

rutas de asfalto.

Deambular por Vejer

sorprende tanto

que perderse en sus calles

sirve de encanto.

Al recorrer Vejer

tienes la suerte

de pasar del pasado

a este presente.

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327.- Libertad y respeto

327.- Libertad y respeto 

El color de la piel

es lo de menos,

lo malo es pensar

que el diablo es bueno.

Y es que la libertad,

junto al respeto,

nos igualan a todos,

blancos y negros.

Que nadie juzgue al otro

por el color

de su piel, de su credo

o su nación.

Todo es circunstancial:

el nacimiento,

la fe en la religión

e, incluso, el sexo.

Ningún pueblo es mejor

que el del vecino,

y tan bueno es tu Dios

como el mío.

Habrá que dar valor

a lo distinto;

con lo tuyo y lo mío

somos más ricos.

.../...

326.-El precio del hombre

326.- El precio del hombre 

Cada hombre tiene un precio

que, sólo, él sabe;

dependiendo del monto

es lo que vale.

El mayor traidor, Judas,

se puso precio:

justo, treinta monedas

por sólo un beso.

Si hablamos de políticos,

ya es un ejército;

de todas las tendencias,

ése es su sello.

No sé cuál es mi precio

si alguien me tienta,

pero aparecería

en algún poema.

Pero, a decir verdad,

soy conformista

con todo lo que tengo

ante mi vista.

Tengo el tiempo, que es oro;

un café, en el mostrador;

un poema, por terminar

y éste, que ya terminó.

.../... 

325.- Tomando el relevo

325.-  Tomando el relevo  

Al cerrar sus ojos

borró las estrellas;

tomando su mano

las vi yo por ella.

Como pasan las nubes

pasan los años;

con sus grises y blancos

y azul de antaño.

Cada nueva primavera

el campo rejuvenece

envejeciendo mi imagen,

paradoja impertinente.

Cuando cierre mis ojos

borraré mis estrellas;

si alguien toma mi mano,

seguirá la cadena.

Al cerrar sus ojos

borró las estrellas;

tomando su mano,

las vi yo por ella.

.../... 

324.- Cine

324.-  CINE 

El cine tiene la magia

de transformar lo irreal

en cruda realidad,

y la celda, en libertad.

A veces, es equilibrio;

otras, pánico, tragedia,

humor, odio, venganza,

fantasía, amor o comedia.

El cine es luz y penumbra,

caballos de libertad

o explosiones de guerra;

es galopar o volar.

Los colores se despliegan

y parece que viajas

en un tobogán de arcoiris

a tierras nunca exploradas.

El cine es romanticismo,

tenebrismo, realidad...

En fin...El cine es la magia

que nos invita a soñar.

.../...

 

323.- Bendita rutina

323.- Bendita rutina 

Amar es un ejercicio

que nos ayuda a vivir,

con caídas y triunfalismos

sin meta que conseguir.

Como varas de abanico

se nos abren los caminos.

El camino del amor

es el que todos seguimos.

Y en ese camino estamos,

rodeados de familia.

La ruta hecha con ellos

se nos parece sencilla.

Bendita sea mi rutina

en mi diario caminar;

lo hago con la alegría

de aquél que llega a su hogar.

Después de cada jornada,

en ese instante de paz,

cierro los ojos y digo:

-¡Cuán hermoso es caminar!

.../... 

322.- El gol como verso al aire

322.- El gol como verso al aire 

El fútbol en sí es un poema;

cada equipo es una estrofa,

cada jugador, un verso;

su lectura, la victoria.

El gol es un verso al aire

con su doble explicación:

para unos, una tragedia;

y para otros, pasión.

No importa de dónde venga

ni tampoco, su autor.

Lo importante es que se cuele 

en la red, por su valor.

Entonces es cuando llega

la explosión de alegría,

los vítores y clamores

y la pasión contenida.

Porque el gol es el triunfo,

la exhalación liberada,

el baluarte derribado,

la conquista terminada.

Para los de la tragedia,

pinta mal el resultado:

no ha jugado bien su equipo;

caras largas y ojos bajos.

El fútbol, como moneda,

tiene, también, sus dos caras:

para los que pierden cruz;

cara, para los que ganan.

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321.- Púas que matan

321.- Púas que matan

Les han crecido púas

a las montañas

sembradas por los hombres,

¡púas que matan!

El bueno de Quijote

combatiría

derribándolas todas,

por su hidalguía. 

Aunque sean molinos,

también de viento,

nada tienen que ver

con los del cuento.

Sus aspas son cortantes,

de molinillo,

que, a lo lejos, parecen

como cuchillos.

Son tantos los sembrados

que, en la distancia,

los montes son chumberas

de púas largas.

Prefiero el horizonte

de las montañas

con sus perfiles suaves

sin púas que matan.

.../...