328.- Vejer
En la cresta de un monte
está Vejer;
cerquita del cielo
se puede ver.
Envuelto en un velo,
blanco de cal,
como una novia blanca
en el altar.
Toda la Corredera
es un balcón
que baja al vacío
de flor en flor.
Este pueblo de cal
y de molinos,
sirve de mirador
a sus vecinos.
Por debajo del pueblo
vuelan los pájaros,
y, por debajo de ellos,
rutas de asfalto.
Deambular por Vejer
sorprende tanto
que perderse en sus calles
sirve de encanto.
Al recorrer Vejer
tienes la suerte
de pasar del pasado
a este presente.
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