91.- Canteras doradas

91.-Canteras doradas

Este pueblo de la pìedra

que da fama a Salamanca

es trastienda del tesoro

que tanto brilla en su plaza.

Toda la ciudad se cubre

con estas piedras doradas;

desde los grandes palacios

a las humildes moradas.

Lo que Villamayor sabe,

por su grandeza, lo calla.

La gloria de Salamanca

se la debe a sus fachadas.

Mientras tanto, las canteras

siguen su eterna jornada,

para sacar de la tierra

su bella piedra dorada.

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90.- Un nombre con vela

90.-Un nombre con vela

Mi nombre lo conocían

cada pino del pinar,

cada duna de la playa

y cada ninfa del mar.

Mi nombre iba en un barco,

pequeño, con una vela

que, a veces, utilizaba

para firmar un poema.

Mi nombre suena en tu boca

como arroyo de agua fresca.

Con tu boca y con mi nombre

Siempre me salen las cuentas.

Mi nombre tiene la voz

y el acento gaditano.

Lo mejor que me ha pasado

es que tú me llames Chano. 

 

89.- Ópera prima

89.- Opera prima

Del ensayo a la función

debe haber un solo paso;

abejas en la cabeza

y mariposas volando.

Hay un grupo de personas,

más docente que decente,

que forman un coro, Annuba;

sobre todo, buena gente.

Los martes, la directora,

echa un nudo en cada cuerda

para que, en cada función,

se desnuden las vergüenzas.

Todos vestidos de negro,

según nuestra comisión,

con un detalle alusivo

prestos para la ocasión.

Habrá que cantarle a la mar

y formar una gran ola

para llegar con más fuerza

al sentir de las personas.

Con la mar en pura calma,

volarán los corazones

en cada nota de voz

hacia todos los rincones.

Después de cada canción,

pájaro de mil colores,

jadeantes de emoción,

oiremos ovaciones.

Del ensayo a la función

debe haber un solo paso;

abejas en la cabeza

y mariposas volando.

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88.- Sólo por ser como es

88.-Sólo por ser como es

  

Se le quebró la concha

al caracol

y desvió su camino

por ese error.

Ellos dan y él recibe,

a cambio de una sonrisa,

el cariño de sus padres

como la cosa más linda.

Mientras abría el regalo,

rabiosamente alegre,

sonreían los demás

por su expresión inocente.

Ellos dan y él recibe,

sorprendentemente feliz

aquello que es amor

y él convierte en regaliz.

Ellos dan y él recibe,

sólo por ser como es,

lo mejor de los demás

sintiéndose cómplice él.

Hay un caracolito

sobre una flor

que por errar su ruta

tomó su don.