martes, 7 de julio de 2020

239.- ¡Por favor!



239.- ¡Por favor!

Hoy, trece de junio
de dos mil veinte,
tras un confinamiento,
ya de tres meses,

sólo cabe esperar
a que termine;
que la mortal pandemia
se vaya y expire.

Atrás deja un reguero
de guerra cruel;
de muertos y lisiados
de sal y de hiel.

La herida que deja
esta pandemia
la aprovechan algunos
con las banderas.

El pueblo, por su parte
más solidario,
cumple a pie juntillas
el calendario.

Y de nuevo aparecen
las dos Españas:
la de sables en alto
y la que calla.

Lo peor de la pandemia
es el dolor
de las muertes que deja,
y....¡por favor!
















viernes, 3 de julio de 2020

238.- La noche, como una rosa



238.- La noche, como una rosa.

La luna no quiere día,
ni la noche quiere sol.
Lo bueno de la armonía
siempre va de dos en dos.

Así que no te aflijas
ni te cause gran dolor
si aquél que va contigo
no es tu otro medio yo.

Lo bueno de la verdad,
a pesar que nos lastima,
siempre ofrece una luz
donde encontramos salida.

Así que no te deprimas
si un día te encuentras solo;
seguro que es el camino
para encontrar tu tesoro.

El agua, en su corriente,
se lleva la que no bebo;
cuando me acerque a la fuente
beberé la que yo quiero.

No mires atrás si te hiere,
mejor mira siempre al frente;
el camino que has andado
te ayuda a ser más fuerte.

La noche, como una rosa,
tiene pétalos y espinas,
depende cómo la toques
es tu amor o tu enemiga.

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237.-Como un minutero



237.- Como un minutero

De la Puerta Zamora
a la Plaza Mayor,
ojos de escaparates
con prendas de color.

En la Plaza Los Bandos,
entre visillos de árboles,
Martín Gaite disfruta
de su ciudad y su arte.

Por la calle Concejo
se va a la Libertad,
y acelera el paso
deseando llegar.

Ya, por fin, en la Plaza,
te ubicas en su centro
y giras, lentamente,
como un minutero.

Nadie pone en duda
el valor de esta Plaza.
Aquél que la conoce
la llevará en su alma.

En la Plaza  Mayor
se oye cantar la tuna
las alegres canciones
que siempre perduran.

"Clavelitos, clavelitos
clavelitos de mi...."

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236.- Encajando palabras



236.- Encajando palabras

Los granos de las espigas
uno a uno hacen trenzas;
la harina de tu molino
es el pan que me sustenta.

Lo mío que tú no quieras
son heridas dolorosas;
todo lo tuyo lo quiero
porque forman tu persona.

El pájaro hace su nido
con desechos naturales;
el valor de lo que tiene
se lo debe a lo que hace.

El caminante que ve 
el final de su camino
intenta aflojar su paso,
lo de menos, su destino.

Lo terrible de los años
es lo que queda detrás;
las personas que se fueron
nunca, jamás, volverán.

El poeta cuando escribe
juega con las palabras.
No te creas lo que digo,
lo que hago es encajarlas.

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