lunes, 3 de julio de 2017

176.- Llámame curioso.



176.- Llámame curioso

No me llames poeta
por lo que digo,
llámame curioso
de lo que miro.

Miro cada rincón
y cada esquina
y miro a las personas
y a lo que miran.

Y así, aquello que observo,
luego lo escribo.
Lo que antes ya vi,
ahora lo miro.

No me llames poeta
por lo que escribo;
ya que... lo que tú lees
yo, antes, lo miro.

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175.- Cada quién, con cada cuál



175.- Cada quién, con cada cuál

Cada marino, en su barco;
cada niña, en su portal;
Cada mochuelo, en su olivo;
cada quién, con cada cuál.

Cada pájaro, en su nido;
cada nota, en su cantar;
cada palo, con su vela;
cada río, con su mar.

Siempre, una pertenencia;
siempre, una dualidad.
Individualmente, uno solo
no llega a ningún lugar.

Llegamos a este mundo
como el río, a la mar.
La vida lleva a la muerte;
y el morir, al más allá.

Tras una buena actuación, 
siempre hay una sonrisa;
el esfuerzo realizado
bien merece esta rima.

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174.- De flor en flor.



174.- De flor en flor

En un cruce de caminos
donde se oye un cantar,
hay un grupo de personas
citados para ensayar.

El motivo que les une
está en cada canción;
cada nota es un brote,
cada canción, una flor.

Y así, de flor en flor,
todos en este jardín,
gozamos del paraíso
de esta forma de vivir.

Bailan las mariposas
en cada flor,
hasta caer sin sus alas
de puro amor.

Los miembros de nuestro coro,
después de cada canción,
tras una leve sonrisa,
pasamos a otra flor.

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