295.- Escamas de Cádiz

 

295.- Escamas de Cádiz

El Sol derrama plata

en La Caleta,

y, aunque sea invierno,

el Sol molesta.

Por el Campo del Sur

va una pareja

que se besan y besan

haciendo trenzas.

En la Plaza Las Flores

hay tal bullicio

que hasta las floristeras

pierden sus sitios.

El mercado de Cádiz

tiene su gracia:

"¡Acedías y gambas

muy gaditanas!"

Las chiquillas de Cádiz

bailan andando;

la alegría que llevan

muestran su encanto.

En Cádiz todo son

luces y sombras:

luz, de los gaditanos;

sombras que sobran.

El mar da esa alegría

que, lejos de él,

seguimos con escamas

en nuestra piel.

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294.- Entre idas y vueltas

 

294.- Entre idas y vueltas

De la ida a tu nombre

me sigue sonando a verso,

a airecillo libre y fresco

que tomo cuando te encuentro.

A pesar de tus enfados,

a pesar de mis entuertos,

voy siguiendo tus pisadas,

voy saliéndote al encuentro.

Y, en ese punto estamos,

juntos, con todo lo nuestro.

Tú  siempre en tu lugar,

yo, saliéndote al encuentro.

De la ida a tu nombre

me suena también a pueblo,

a río entre las huertas,

a todo tu miniuniverso.

Y entre idas y vueltas,

de encuentros y desencuentros

vamos pasando los días

para escribir estos versos.

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293.- Estorninos

 

293.-Estorninos

Todas las tardes llegan

los estorninos,

como una nube negra

con sus graznidos.

Los árboles se llenan

de estos pájaros.

Para ellos, la ciudad,

es su descanso.

Hay tanto alboroto

a esas horas,

que, mejor, irse lejos,

por si las moscas.

Pasar bajo los árboles

es un peligro,

por las cosas que caen,

abono fino.

Cuando llega la noche

hay tal silencio,

que los árboles guardan

nidos muy negros.

Al llegar la mañana,

los estorninos,

se irán para volver;

ese es su rito.

Los vestigios que dejan

bajo los árboles,

demuestran quiénes fueron

sus visitantes.

Como ellos, hay ideas

negras, muy negras,

que vienen y se van

dejando huellas.

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292.- Mi rayito de sol

292.- Mi rayito de sol

Como en un carrusel

que sube y baja,

mi niña viene y va

de Bilbao a Salamanca.

Mi rayito de sol

que viene y va

va derramando música

en su viajar.

Ella, en las dos ciudades,

deja su poso,

su acento andaluz,

su "flow", su todo.

Su vida es un trasiego

de actividades;

aparte de aficiones,

las laborales.

Lectora pertinaz,

fiel melómana,

compulsiva cinéfila,

gran luchadora.

Mi rayito de sol

tiene en mi hogar

el rincón con su nombre

lleno de mar.

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291.- La sal va por dentro

291.- La sal va por dentro

Si él pone la mesa,

yo, la comida;

y entre bromas y bromas

sigue la vida.

Quiso llegar con mesura,

entusiasmo y tesón

a edificar en el aire 

guiado por la razón.

A perfilar los espacios,

a darle forma al terreno,

a construir sobre papel,

a crear con mimo y esmero.

Quiso llegar y llegó

a dar cuánto recibió:

cariño a su familia

detrás de su buen humor.

Mi hijo lleva el Mar

-yo voy a su encuentro-

y, aunque no se dé cuenta

la sal la lleva por dentro.

Siempre tan parsimonioso,

siempre con tanto esmero;

entre el decoro y el orden

sobresale su talento.

Si él pone la sal,

yo pongo el vino;

si él tira de líneas,

yo, de caminos.

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290.- Frío de Enero

 

290.- Frío de Enero

Las mañanas de Enero

de Salamanca

son mañanas de frío

y barbas blancas.

Da gusto ver el campo

a esas horas

que hace centellear

todas las cosas.

La yerba se hace blanca,

blancas, las sombras;

los árboles, desnudos,

piden sus ropas.

Los carámbanos de hielo,

barbas de Enero,

cuelgan de los tejados

como del cielo.

El agua se hace hielo;

placas, la tierra;

según avanza el sol

se abren las puertas.

En estos días de frío

de Salamanca,

da gusto contemplar

sus barbas blancas.

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289.- Convivencia con la vida

 

289.- Convivencia con la vida

Plácidamente, la vida

se nos presenta desnuda,

sin nada que ocultar,

sólo ella con su figura.

Verla es un sobresalto,

un no sé lo  qué me pasa;

una corriente eléctrica

que me sube por la espalda.

Y es que la vida en sí,

tal cual y sin ropajes,

nos abduce y nos seduce 

con su mejor obra de arte.

Inocentemente, agita

sus brazos, ramas y piernas

para que la  contemplemos

tal y como se presenta.

Sonreímos, sólo con verla,

y nos invita a vivir.

La convivencia con ella

es un nuevo resurgir. 

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288.- Brindis por el año nuevo

 288.- Brindis por el Año Nuevo

Este año que comienza,

nuevecito a estrenar,

trae los días contados

llenos de felicidad.

Hay que colmarlos de brindis,

sonrisas, risas y flores;

cantar a los cuatro vientos

y a las cuatro estaciones.

El año que hemos dejado

de encuentros y desencuentros,

debe servir de impulso

en los días venideros.

El mejor de los milagros

es tenerte entre los míos.

En todos los días del año

tengo familia y amigos.

Por tanto, una vez más,

por tu alegría y la mía,

alzo mi copa y brindo

por tan buenas compañías.

¡Salud, en los nuevos días!

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