184.- Villancico al recién nacido

184.-Villancico al recién nacido

Bajo el árbol blanco
de la Nochebuena,
cantan los pastores
por la buena nueva.

Bajo el árbol blanco,
la Virgen morena
protege a su niño
del brillo de estrellas.

Entre los pastores,
el buey y la mula
calientan al niño
que anda en su cuna.

En lo alto del árbol
hay una estrella
que avisa a los reyes
que siguen su estela.

Bajo el árbol blanco
de aquel cobertizo,
rinden homenaje
al recién nacido.

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183.-La injusticia como fusta

183.-La injusticia como fusta

Siempre tuvo don Quijote

respeto a la justicia,

sentido de la amistad

y el amor como primicia.

Con estos tres objetivos

con los que nos representa,

iba de aquí para allá

para cumplir sus promesas.

unas veces, zancadillas;

la injusticia como fusta

y el amor por Dulcinea

le sirvieron de aventuras.

Todos vamos de Quijtes

sintiéndonos como él.

Los molinos que encontramos

nos hace perder la fe.

Hay quién apuesta ir de Sancho

por no perder la cordura;

yo prefiero ser Quijote

e ir en su cabalgadura.

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182.- En cuerdas de pentagrama

182.- En cuerdas de pentagrama

Como negros estorninos

en cuerdas de pentagrama,

todos en el escenario,

Annuba disfruta y canta.

Atrás quedan los ensayos,

las largas horas de pruebas,

los errores corregidos

y nuestra labor bien hecha.

Para ello fue necesario

la fe de los compañeros,

el tesón de nuestra dire

y el buen filin de los nuestros.

Ahora, en estos momentos,

cuando todo es un cantar,

mariposas en el aire

bailan al son del compás.

Envueltos en nube blanca,

tras la buena actuación,

bajamos del pentagrama

para sentirnos mejor.

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181.- Nidos de familia

181.- Nidos de familia

La noche llega despacio.

El día ya se está yendo.

La niña corre a la cita

con el chico de sus sueños.

Los árboles de la calle

pierden su tono verdoso

hasta hacerse negras sombras.

La noche muestra su rostro.

La niña enciende sus ojos

para ver a su enamorado,

y, con su dulce sonrisa,

se acerca para besarlo.

El amor se hace presente

con la noche como cómplice.

Tras abandonar la rama,

los dos vuelan y se esconden.

Ahora, ya en el nido,

hablan de formar familia

y añadir otro eslabón

a esta cadena de vida.

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180.- Noviembre, una vez más.

180.- Noviembre, una vez más

Los árboles otoñales,

vértebras de primavera,

ahora se hacen visillos

mostrando su otra belleza.

A sus pies, hojas muertas

que el viento mueve a su antojo.

Noviembre, una vez más,

presenta su frío rostro.

Son días de recogimiento,

de recordar a quiénes 

se fueron y nos dejaron

huérfanos y dolientes.

Las hojas muertas de otoño,

fantasmas de primavera,

vuelan de aquí para allá

para perderse en la tierra-

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179.- Sembrando versos

179.- Sembrando versos

He removido la tierra

para plantar mi jardín.

He arrancado raíces

hasta llegar a su fin.

Luego, alisé la tierra,

la regué con mi sudor;

sembré en ella mis versos

exponiéndolos al sol.

Después, brotaron poemas

de admirador marinero,

de encinas y de piedras

y de aprendiz jardinero.

La cosecha recogida

es todo satisfacción.

En ella todos mis poemas

llevan granitos de arroz.

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178.- Ni si, ni no; ni bien, ni mal.

178.- Ni si, ni no; ni bien, ni mal.

La España  de banderas

y banderillas

tiene un hueco en la sien

y otro en la herida.

Aquellos que se van

por la tangente

no son dignos de ser

hombres decentes.

Hoy, en la incertidumbre

de este proceso,

cada cuál en su bando
lincha al ajeno.

Y, una vez más, se repiten

las dos Españas.

Las dos con sus razones

nos rompen el alma.

Entre el sí y el no

van desfilando.

Las banderas al aire

lo van cantando.

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177.- Mañanitas de vida

177.- Mañanitas de vida

De los grandes placeres 

que da la vida

uno son las mañanas

que ella me envía.

Hay mañanas de frío

llenas de escarcha

y mañanas de lluvia

llenas de agua.

Mañanitas de nieve,

copos de nata,

y mañanas de niebla

llenas de plata.

Mañanitas de viento

que nos azota,

que nos hace sonreír

a toda costa.

Luego están, estas otras

de brisa fresca,

mañanas de verano,

sombras que ruedan.

Aquí, en mi terraza,

brisa en la cara,

bajo la sombra fresca

de esta mañana.

El valor de las cosas

está en nosotros.

Valoro las mañanas

por sus tesoros.

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176.- Llámame curioso.

176.- Llámame curioso

No me llames poeta

por lo que digo,

llámame curioso

de lo que miro.

Miro cada rincón

y cada esquina

y miro a las personas

y a lo que miran.

Y así, aquello que observo,

luego lo escribo.

Lo que antes ya vi,

ahora lo miro.

No me llames poeta

por lo que escribo;

ya que... lo que tú lees

yo, antes, lo miro.

.../

175.- Cada quién, con cada cuál

175.- Cada quién, con cada cuál

Cada marino, en su barco;

cada niña, en su portal;

Cada mochuelo, en su olivo;

cada quién, con cada cuál.

Cada pájaro, en su nido;

cada nota, en su cantar;

cada palo, con su vela;

cada río, con su mar.

Siempre, una pertenencia;

siempre, una dualidad.

Individualmente, uno solo

no llega a ningún lugar.

Llegamos a este mundo

como el río, a la mar.

La vida lleva a la muerte;

y el morir, al más allá.

Tras una buena actuación, 

siempre hay una sonrisa;

el esfuerzo realizado

bien merece esta rima.

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174.- De flor en flor.

174.- De flor en flor

En un cruce de caminos

donde se oye un cantar,

hay un grupo de personas

citados para ensayar.

El motivo que les une

está en cada canción;

cada nota es un brote,

cada canción, una flor.

Y así, de flor en flor,

todos en este jardín,

gozamos del paraíso

de esta forma de vivir.

Bailan las mariposas

en cada flor,

hasta caer sin sus alas

de puro amor.

Los miembros de nuestro coro,

después de cada canción,

tras una leve sonrisa,

pasamos a otra flor.

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173.-Torres de cables

173.- Torres de cables

Como gigantes de hierro

son las torres de los cables,

rompiendo el bello horizonte

con brazos inacabables.

Seguro que don Quijote

si anduviera por aquí

se enfrentaría a ellos

con su lanza y su rocín.

Todos los Sanchos del mundo

ajenos a su caballero,

levantan altas antenas

para olvidar ser plebeyos.

Ahora se  sienten servidos

por los gigantes de hierro,

sólo el buen don Quijote

lucharía contra ellos

Por el tendido eléctrico

nos llega la información

y la luz. Las torres de hierro

son cruces de esta pasión.

Y, en la distancia, las torres

rompe el bello horizonte.

La lanza de don Quijote

sirve de antena a los pobres.

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172.-Cofre de piedra

172.- Cofre de piedra

El monolito de piedra

que está en Villamayor

representa los trabajos

en canteras bajo el sol.

En su espiral de labores,

el hombre, siempre presente,

extrae y mima la piedra

como si fuese un orfebre.

Desde la Plaza Mayor

a todos sus monumentos,

todos de piedra dorada,

procedente de este pueblo.

Salamanca no esconde

su gran reconocimiento;

la mayor de sus grandezas

están fuera y no por dentro.

Con sus fachadas doradas

y sus ricos monumentos,

la dorada Salamanca

es un cofre siempre abierto.

El monolito de piedra

que está en Villamayor

representa la grandeza

que se extrae bajo el sol.

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171.- Camino a Florida

171.- Camino a Florida

Paralelo al Tormes

corre un camino

que te lleva a Florida

desde Gudino.

La gran vegetación

de la ribera

deja entrever al Tormes

como se aleja.

El viaje se hace corto

y agradable;

al dejar el ribero

se abre el paisaje.

Los campos de regadíos

de la campiña

son puzles de cultivos,

tierras de envidias.

Ya, cerca de Florida,

se encuentra el monte;

por sus verdes encinas

se le conoce.

Y ya, por fin, el pueblo,

pequeño y humilde;

gente de misa y bar

que allí convive.

La quietud de la tarde

te deja ver

que el camino que has hecho

fue de placer.

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170.- Con la miel en los labios

170.- Con la miel en los labios

Con la miel en los labios

vamos pasando,

como fluyen las aguas

fluyen los años.

Lo bueno de la miel

queda en los labios.

La pureza del agua

hace milagros.

Si me dan a elegir

sólo prefiero

que entre la miel y el agua

pase mi tiempo.

El agua es a la sed

lo que el viento al molino.

Si bebo de tus manos

llega el viento contigo.

El camino de plata

del caracol

brilla con los rayos

que le da el sol.

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169.- Inmigrantes

169.- Inmigrantes

El mar, hoy, está sucio;

no sé... tiene otro color.

Seguro que, anoche,

durmió con la luna.


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168. Otra primavera

168.- Otra Primavera

Por fin ha puesto marzo

en tierras de Salamanca

algo de sol en la piedra

y algo de sal en su Plaza.

Por fin se visten de verde

los prados de las riberas;

de arcoiris, las chiquillas

y de azul, la primavera.

El Tormes sirve de espejo

a la ciudad y a sus torres,

al parador y a la Peña

y a los tímidos colores.

El ciprés, como batuta,

mira y apunta al cielo,

harto de marcar compás

de espera y de silencio.

Ya, por fin, abril se asoma

con sus verdes tallos tiernos

levantando con sus ramas

lo que ayer parecía muerto.

Y en el alambre, al sol,

como cometas al viento,

se anuncia la primavera

con ropitas del momento.

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167.- Una de cangrejos

167.-Una de cangrejos

Iban de piedra en piedra

casi como los crustáceos,

éstos, no más advertirlos

huían a todo trapo.

Acechaban como ellos,

casi sin hacer ruido

y, totalmente, en silencio

para pasar inadvertidos.

Un grito desgarrador

se dejó oír en la playa,

después las voces: ¡Tío Chano !

y yo corría a la llamada.

Con un dedo en la hura

se desgarraba Juan Pedro

sin poderse desprender

de las pinzas del cangrejo.

Temiendo perder el dedo

no se alejaba de allí,

el mordisco del cangrejo

no lo dejaba huir.

Rápidamente, acudí

y, tomándolo del brazo,

sin más, liberó su dedo 

y se alejó llorando.

-Tío Chano, ¿perderá el deo?

-¡Por favor, Paco, cállate!

-¡Siempre tiene que ser Juanpe!

-¡Juanma, por favor, ya vale! 

Cada vez que lo contamos

nos reímos recordándolo.

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166.- Carrera de caracoles

166.- Carrera de caracoles

Para quedarme tranquilo,

y pasear en la espera,

a cada uno le daba

un caracol de carrera.

Sobre un poyete los tres,

dispuestos en la salida,

les colocaba una meta

y ¡premio a quién vencía!

Tardaban los caracoles,

primero, en sacar sus cuerpos,

y, luego, cuando lo hacían,

tomaban otros senderos.

-¡El mío está muerto!

-¡Eso no vale!

-¡El mío no está muerto

pero no sale!

Y así pasaba la tarde

disfrutando de tres niños

que se enfadaban a voces

para venirse conmigo.

Por la ermita de la Oliva

aún se oyen los ecos

de los tres niños jugando:

Paco, Juanma y Juan Pedro.

.../... 

165.- El barco pirata

165.- El barco pirata

El barco pirata estaba
hundido en un pinar,
enterrado en la arena
y alejado del mar.

Sólo unos barrotes de hierro
se dejaban asomar.
Allí subían y bajaban
tres niños de corta edad.

Para ellos era un barco
y los tres eran piratas;
el campo era la mar
y sus juegos, la batalla.

Siendo ya los tres adultos
volvieron a ver su barco;
herrajes de maquinaria
es lo que allí encontraron.

Tal vez fue desilusión;
tal vez fue todo un engaño.
Hoy cuando ellos lo cuentan
lo cuentan con entusiasmo.

Doy fe que subían al barco,
que se sentían piratas,
que se tiraban al mar
y que, entre ellos, luchaban.

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164.- Plano abierto

164.-Plano abierto

El horizonte redondo

de los campos de Castilla

es un círculo total

y un milagro a la vista.

Allá donde tú estés,

eres centro sin quererlo;

el panorama que tienes

es un plano bien abierto.

Para situarte, el sol;

para refrescarte, vino;

para andar, siempre despacio

para hacer bien el camino.

Cuando la puesta de sol

en los campos de Castilla,

se tiñe de cobre el cielo

para dar paz a la vida.

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163.- Tres en raya

163.- Tres en raya

-"Con el culo apretado,

sin respirar,

alargando las notas;

todo a la par"

Ella siempre es así.

No son castigos,

es para hacer bien 

el buen oficio.

Y así, entre nota y nota,

pasa a las cuerdas;

terminadas las rondas.

vuelta y vuelta.

-"Respiramos profundo,

sorbito de agua,

atención a mis manos"

El tres en raya.

Afortunadamente,

siempre hay un "cumple"

entre los componentes,

que interrumpe.

-"Con el culo apretado,

mirando al frente,

atención a mis manos.

¡Da capo y...suerte!"

Mariposas en el aire

bailan al son del compás;

la chiquilla que las mueve

sonríe cuando se van.

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162.- Bajo las farolas

162.- Bajo las farolas

Como ojos de la noche

son las farolas;

en sus redes de luz

caen las personas.

Desde lo alto observan,

oyen y callan

secretos de la noche

bajo sus ramas.

-"Cuando tenga dinero

voy a comprarte

arcoiris de flores

en donde amarte"

-"Dile a la mar que se vaya

y a las olas que no vengan

que el horizonte del cielo

trae una mancha muy negra"

Al llegar la mañana

desaparecen,

esperando la noche

para envolverte.

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161.- Linea de sombra blanca

161.- Linea de sombra blanca

La línea de sombra,

blanca de hielo,

baja de los tejados,

escarcha y fuego.

En el amanecer,

los tejadillos,

presentan sus dos caras,

hielo y ladrillos.

Con los primeros rayos

despierta el pueblo,

con los primeros rayos

vida sin freno.

Como tubos de escape

sale el aliento

de los más tempraneros,

ojos del pueblo.

Se abren las puertas

de los colegios,

las tiendas y negocios,

feliz enredo.

Y así, poco a poco,

se funde el hielo,

dando entrada a un día

de cielo abierto.

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160.- Amanecer en Salamanca

160.- Amanecer en Salamanca 

Estos días de frío,

de puro invierno ,

son para Salamanca

joyas del tiempo.

Son fiestas de matanzas

en muchos pueblos,

donde la sangre corre

tiñendo el suelo.

Las tierras centellean,

de puro hielo,

y las plantas se cubren

de puntos bellos.

Las ramas de los árboles,

bronquios de invierno,

desnudas de sus hojas,

blancas de hielo.

Ningún amanecer,

nada tan bello,

como estas mañanas

frías de invierno.

Luego saldrá el sol,

globo de fuego,

a limpiar la mañana

del frío hielo.

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