257.- Abrazando a mi sombra
En la terraza de un bar
está mi sombra sentada.
La dejé allí para siempre
y, desde allí, ella me habla.
Está de cara a la mar
y en el fondo se ve África;
desde ese punto del Sur
con todo el norte a su espalda.
A diario, ella me cuenta
todo lo que allí pasa;
desde la última ola
hasta el bramar de las aguas.
A veces, va por la orilla
como fantasma de nada;
y otras, se queda perpleja
viendo la gente que pasa.
Y me lleva de la mano
y me cuenta las batallas
que vivimos los dos juntos
con el levante de cara.
Cuando viajo hasta el Sur,
nos abrazamos tan fuerte,
que nos fundimos en uno
sin que me duela su muerte.
Allí la dejé de nuevo,
sentadita en la terraza,
viendo la gente que pasa
y cómo la vida pasa.
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