258.- Silencio en Salamanca
¡Qué triste está Salamanca
por esta mortal pandemia!
¡Qué solas están sus calles!
¡Cuántos suspiros de pena!
Las personas que se cruzan,
enmascaradas de miedo,
se alejan el uno del otro
por este estado siniestro.
El silencio sube y baja
por sus calles y sus plazas
y se enreda en los balcones
y penetra en nuestras almas.
La calle se siente huérfana
del violinista y su perro,
y otros, que ponían su música
en un ambiente de ensueño.
No se ven los estudiantes
que acudían a la Plaza,
ni a los mayores que, en grupos,
paseaban en las mañanas.
Ni bajo el reloj se citan
los jóvenes en pandillas
que alborotaban la Plaza
en los días de alegría.
Esta situación nos deja
clavados y de rodillas;
lo que ayer era normal
hoy supone osadía.
¡Qué triste está Salamanca
por esta mortal pandemia!
¡Qué solas están sus calles!
¡Cuántos suspiros de pena!
Antes o después saldremos
de esta mala pesadilla
y podremos ver, de nuevo,
la Salamanca encendida!
.../...
Preciosa, Chano. Qué bien refleja la realidad. Un abrazo
ResponderEliminarQué forma más bella de expresar la realidad que nos está tocando vivir... y efectivamente... con ese final esperanzador!!!
ResponderEliminarMuy buen retrato de lo que sucede. Y siempre en el futuro la luz de la esperanza. Un abrazo ❤️
ResponderEliminarTan grande como siempre.
ResponderEliminarTan grande como siempre.
ResponderEliminarTan grande como siempre.
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