273.- Retratos de Salamanca
La encina es a Salamanca
como el olivo, a Jaén;
Como el naranjo, a Valencia;
como la vid a Jerez.
Los campos de encinas son
círculos desde la altura,
verdes, en un tapiz verde,
como pequeñas burbujas.
El Tormes, por Salamanca,
es lo que el Sena a París,
sólo que el sol de sus aguas
brillan más las de aquí.
Todas las calles nos llevan
a la gran Plaza Mayor;
quién se pierde en Salamanca
es que le falta un hervor,
Bajando las catedrales
pronto llegamos al río;
lo cruza el puente romano,
y, a este lado, el Lazarillo.
"¿Quién me prestaría a mí
un poquito de su luz
para ver a Salamanca
tan bien como la ves tú?"
El histórico ciego
no pudo ver
el color de la piedra,
dorada miel.
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