166.- Carrera de caracoles
Para quedarme tranquilo,
y pasear en la espera,
a cada uno le daba
un caracol de carrera.
Sobre un poyete los tres,
dispuestos en la salida,
les colocaba una meta
y ¡premio a quién vencía!
Tardaban los caracoles,
primero, en sacar sus cuerpos,
y, luego, cuando lo hacían,
tomaban otros senderos.
-¡El mío está muerto!
-¡Eso no vale!
-¡El mío no está muerto
pero no sale!
Y así pasaba la tarde
disfrutando de tres niños
que se enfadaban a voces
para venirse conmigo.
Por la ermita de la Oliva
aún se oyen los ecos
de los tres niños jugando:
Paco, Juanma y Juan Pedro.
.../...
No hay comentarios:
Publicar un comentario