229.- Como las muñecas rusas

229.- Como las muñecas rusas

No hay mejor aprendizaje

que el de la imitación;

aprendemos a imitar

mediante la observación.

Sin querer, ni darnos cuenta,

gesticulamos y hablamos

como nuestro padre o madre

y como a otros que admiramos.

La mitad de lo que somos,

sin darnos cuenta, son ellos;

y actuamos como ellos lo harían,

confiando en su silencio.

Ya, cuando somos nosotros,

al estampar nuestra firma,

mostramos nuestro ADN,

creyendo que lo certifica.

Como las muñecas rusas,

somos la única que ven;

olvidándonos que somos

lo que los demás no ven.

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