392.- Ausente del presente
La puerta estaba abierta.
Ella estaba sentada
junto a una mesa redonda;
detrás, una gran ventana.
Miraba a ninguna parte.
El reloj no le importaba;
tampoco esperaba a nadie.
Entró un joven saludándola.
- ¡Hola, mamá! Un besito.
- ¿Por qué me llamas mamá?
¿Quién eres tú? ¿Qué quieres?
Quiero irme a mi casa.
-Vale. Tranquila, mamá.
Soy tu hijo, el bromista,
como siempre me llamaste.
Ahora voy a ser tu guía.
- ¡Pues llévame con mi madre
que me estará esperando!
-La abuela ya no está;
ni la casa que has nombrado.
Venga, vamos a salir
que te dé un poco el aire,
que es bueno "pa" tu salud,
y así visitas la calle.
La levantó de la silla
y salieron de la casa,
agarrándola, muy fuerte,
del brazo para sujetarla.
Ella quería deshacerse
del joven que la retenía
y, viendo que no podía,
se dejó llevar. No entendía.
Por la calle se les ve
como dos enamorados.
Él, hablando del presente;
ella, ausente y a su lado.
.../...
Muy real
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