291.- La sal va por dentro
Si él pone la mesa,
yo, la comida;
y entre bromas y bromas
sigue la vida.
Quiso llegar con mesura,
entusiasmo y tesón
a edificar en el aire
guiado por la razón.
A perfilar los espacios,
a darle forma al terreno,
a construir sobre papel,
a crear con mimo y esmero.
Quiso llegar y llegó
a dar cuánto recibió:
cariño a su familia
detrás de su buen humor.
Mi hijo lleva el Mar
-yo voy a su encuentro-
y, aunque no se dé cuenta
la sal la lleva por dentro.
Siempre tan parsimonioso,
siempre con tanto esmero;
entre el decoro y el orden
sobresale su talento.
Si él pone la sal,
yo pongo el vino;
si él tira de líneas,
yo, de caminos.
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