lunes, 13 de enero de 2020

219.- Con puerta, al mar



219.- Con puerta, al mar

Anexionada al baluarte
del pueblo, habían construido
la casa donde nací,
frente a un mar de susurros.

Desde la puerta de casa,
mi padre veía la mar,
y, como buen pescador,
sabía si podía faenar.

Después llegaba cargado
de calamares y varios
que nos sabían a gloria
a mí y a mis hermanos.

De las manos de mi madre
y cocinados por ella,
tan exquisitos estaban
que su regusto aún quedan.

Eran días de escasez,
de ir a la fuente por agua,
de verdes cañaverales
y de juegos en la playa.

Tan fuertes son mis recuerdos
que, con apenas cinco años,
aún recuerdo aquella casa
y a mi madre faenando.

Fueron días de familia,
de comer pescado a diario,
de vivir feliz con poco
por tenerlos a mi lado. 

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