147.- Más ruidos
Se lanzaron lágrimas
por su amor perdido;
sin buscar culpables
se vieron vencidos.
En su otoño amarillo,
sin hojas verdes,
quiénes fueron amantes
ya no se tienen.
Él levantó un castillo,
inexpugnable;
ella tejió un visillo
para abrazarle.
Ahora llegan los ruidos,
según Sabina;
ruidos de abogados,
quejas y citas.
Cada uno en su rincón
no dejaba de llorar;
como dos blancas palomas,
solas, en su palomar.
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