79.- Juventud dorada

 79.- Juventud dorada

Se nos fue la juventud,
así, como de puntillas,
sin apenas darnos cuenta
por la prisa que tenía.

Así que cuando llegamos
a la edad con la que escribo
se echa de menos en falta
la juventud que perdimos.

Y en mi juventud dorada,
tuve lo que da la vida:
desorden en mi caminar
con canciones de Sabina.

Tuve escamas de pez
por vivir cerca del mar
que, poco a poco, perdí
para ser...¡no sé qué más!

Tuve la idea de ser
un nuevo hombre de fe
que creía en la bondad
del hombre que nunca fue.

Tuve noches venturosas
y viajes venideros.
Lo peor de aquellos tiempos:
que nunca tuve dinero.

Tuve la vida a mis pies
con la luna por testigo.
Lo que venía después...
¡mejor no te lo digo!

Tuve, sin querer, la dicha
de encontrar en cada día
los tesoros que la vida
me ofrecía por vivirla.

A la edad con la que escribo,
se echa de menos en falta,
la juventud que perdimos.

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